YA NO CREO EN DIOS
Dios existe. Eso me decían.
Iba los domingos a rezarle
al santo de turno
y sobre los bancos
de la iglesia
nos dábamos la paz,
mientras en los ojos
de un indigente
moraba la guerra
por el hueco de asfalto
en que reposar su cama
de cartón y sábanas viejas.
Dios existe. Eso me decían.
En los lamentos del hambre,
en la podredumbre del mendigo,
en las balas que atraviesan
el corazón y despiden familias
en nombre de una deidad.
·En las arrugas invisibles
de algún viejo en los portales
que nadie surca:
demasiada tristeza, tal vez.
Dios existe. Eso me decían.
Y ahora pienso
que Jesús no se quedó
solo en la cruz.
Hay tantas manos atadas,
y tantas bocas calladas
cuyos ladridos
no escuchan
desde los púlpitos
dorados de la banca.
Dios existe: eso me decían.
Yo ya no creo
que vele por nadie.
1 comentarios:
Me dejaste muda Poeta del Alba, ya lo dijiste todo...
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