SIN ALMA
Suena demasiado el alma.
Tintinea en el bolsillo
como las monedas
que cotizan al alza
la codicia.
Lleva ceros y unos.
Demasiados números,
y se esparce agónica
por el asfalto como la escarcha
cuando deja de nevar,
y muere sobre el árbol.
Suena demasiado.
Hace demasiado ruido,
y en la ciudad es difícil
encontrarse con el silencio
puro de la soeldad voluntaria.
Yo solo puedo, a veces,
encerrarme en un desván
de rosas, y abrir
el sótano de la consciencia
Para sentirme vivo, a veces,
en este mundo
en el que suena
demasiado el alma.
Sin alma.
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