Te tuve que buscar
en la literatura,
porque ahí la sangre
no tiene torrente
que la desgaste.
Y se pueden tocar
las palabras como si el mundo
tuviera el tacto de una manzana
dulce recién caída del árbol,
pese al asfalto y las ciudades
vomitadas de fantasmas.
Era imposible encontrarte
grabada más allá de un verso.
Siempre fuiste
solo un poema.
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